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Creciendo como madre o padre: Cuatro áreas clave que importante

Dra. Jenna Brough – Psicóloga Clínica Perinatal

Convertirse en madre o padre es una de las mayores transformaciones de la vida. Ya sea que amamantes, alimentes con biberón o combines ambas opciones, cuidar de tu bebé va mucho más allá de la nutrición: se trata de conexión emocional, identidad y crecimiento. Más allá de las tareas prácticas, la crianza moldea quién eres.

No existe un camino único que funcione para todas las personas, pero hay cuatro áreas clave que pueden ayudarte a crecer hacia el tipo de madre o padre que deseas ser: autocompasión, autenticidad, flexibilidad y apego. Aquí te mostramos cómo pueden orientarte y cómo empezar a fortalecerlas.

Autocompasión: de la crítica a la amabilidad

La crianza puede ser una fuente de alegría… ¡y también de agotamiento! La autocompasión significa tratarte a ti mismo con el mismo cuidado que ofrecerías a un buen amigo. Las investigaciones muestran que puede reducir el estrés y el agotamiento parental [1], proteger la salud mental en momentos de dificultad [2] y favorecer una mayor calidez y capacidad de respuesta en la crianza [3]. También se relaciona con la empatía [4], el apego seguro [5] y una regulación mutua más saludable entre madre/padre e hijo/a [6].

 

Cómo desarrollar la autocompasión:

Háblate como a un amigo. Cuando no percibas una señal de tu bebé o te sientas abrumado/a, reemplaza la autocrítica dura por la amabilidad. En lugar de decir: “Debería estar manejando esto mejor”, prueba: “Estoy haciendo lo mejor que puedo. ¿Qué le diría a un amigo?”

Descansa sin culpa. No eres perezoso/a por recostarte mientras tu bebé duerme la siesta. Descansar es un cuidado que todos merecen.

Toma pequeñas pausas. Incluso unos minutos para respirar, estar en silencio o beber agua conscientemente pueden ayudarte a recargar energías.

 

Autenticidad: Criar de acuerdo con tus valores

Ser auténtico/a no significa ser perfecto/a, sino ser real. Se trata de criar a tu hijo/a de una manera que refleje quién eres y lo que más te importa. Esto puede verse diferente de lo que esperabas o de cómo lo hacen otros, y eso está bien. Cuando los padres se sienten conectados con sus valores, tienden a experimentar menos ansiedad y culpa [7]. Esta estabilidad emocional beneficia a los niños, quienes aprenden de la consistencia y la honestidad de sus padres [8].

 

Cómo desarrollar la autenticidad:

  • Identifica tus valores. ¿Qué tipo de madre o padre quieres ser, incluso en los momentos difíciles? Palabras como “amable”, “paciente” o “atento/a” pueden surgir en tu mente. Estos pueden ser tu brújula interna al enfrentar desafíos o cuando dudes de ti mismo/a.
  • Haz una pausa antes de reaccionar. Pregúntate: “¿Estoy respondiendo desde mis valores o desde mi agobio?”
  • Concéntrate en lo que se siente bien, no en lo que parece bien. Es fácil caer en la trampa de compararse, especialmente en las redes sociales. Pero la crianza no es una actuación. No necesitas “parecer” un buen padre o madre para serlo. Enfócate en la conexión, no en las apariencias.

 

Flexibilidad: Adaptarse sin perderse a uno mismo

La crianza está llena de cambios. Las rutinas varían, los bebés crecen y las expectativas se ven constantemente desafiadas. La flexibilidad —la capacidad de adaptarse sin perder tu sentido de identidad— es uno de los mejores indicadores del bienestar parental [9]. Los padres que pueden ajustarse sin expectativas rígidas tienden a responder con más calma y a modelar la resolución de problemas de manera efectiva [10].

 

Cómo desarrollar la flexibilidad:

  • Identifica lo que no está funcionando. “Pensé que disfrutaría la lactancia, pero es difícil.” Nombrar la realidad permite abrir espacio para el cambio.
  • Haz pequeños ajustes. Pregúntate: “¿Qué es una cosa que podría intentar hoy?” Puede ser cambiar una rutina o aceptar ayuda.
  • Toma perspectiva. Un día difícil no borra el cuidado que brindas a lo largo del tiempo.

 

Reflexión final

El crecimiento como madre o padre se desarrolla en los momentos cotidianos: una respiración profunda ante la frustración, una sonrisa compartida a las 3 a. m., un recordatorio silencioso de que tú también estás aprendiendo. Estas cuatro áreas no son casillas para marcar, son prácticas de por vida que te ayudan a criar con calma, claridad y conexión.

Referencias

1. Neff, K.D., & Faso, D.J. (2015). Self-compassion and well-being in parents of children with autism. Mindfulness, 6, 938–947.

2. Moreira, H., et al. (2015). Maternal attachment and children’s quality of life: The mediating role of self-compassion. Journal of Child and Family Studies, 24(8), 2332–2344.

3. Gouveia, M.J., et al. (2016). Self-compassion and mindfulness are associated with parenting styles and stress. Mindfulness, 7, 700–712.

4. Neff, K.D. (2003). The development and validation of a scale to measure self-compassion. Self and Identity, 2, 223–250.

5. Borelli, J.L., et al. (2020). Secure base script knowledge and caregiving behavior. Attachment & Human Development, 22(3), 267–284.

6. Kirby, J.N., et al. (2017). A meta-analysis of compassion-based interventions. Behavior Therapy, 48(6), 778–792.

7. Condon, E.M., & Feldman, R. (2020). Parental authenticity and well-being in early parenting. Journal of Family Psychology, 34(5), 563–574.

8. Fonagy, P., et al. (2002). Affect regulation, mentalization, and the development of the self. New York: Other Press.

9. Kashdan, T.B., & Rottenberg, J. (2010). Psychological flexibility as a fundamental aspect of health. Clinical Psychology Review, 30(7), 865–878.

10. Coyne, L.W., et al. (2011). Acceptance and commitment therapy (ACT). Child and Adolescent Psychiatric Clinics of North America, 20(2), 379–399.

11. Winnicott, D. W. (1965). The Maturational Processes and the Facilitating Environment. London: Hogarth Press.

12. Tronick, E.Z., & Cohn, J.F. (1989). Infant-mother interaction and miscoordination. Child Development, 60(1), 85–92.